EL PALAU DUCAL DELS BORJA DE GANDIA Y EL SIGLO DE ORO VALENCIANO

 

“Vós qui de totes valeu més,

axí de fora com de dins,

d’aquests dos senys mirau les fins

e no l’esguart que propi-ls és”.

 

Con estos versos, Ausiàs March cumplía la demanda hecha por una joven cultísima que había accedido a una refinada educación gracias a ser sobrina del Papa Calixto III. Tecla Borja, sería, más adelante, hermana de Alejandro VI, quién compraría el ducado de Gandia. Parece ser que, de algún modo, Ausiàs March y Tecla Borja preludiaron con su amistad las dos grandes épocas de esplendor de la corte gandiense: la etapa del duc Alfons el Vell como epicentro del siglo de Oro de las Letras Valencianas, y la etapa Borja como comienzo de un mecenazgo sólido y fructífero.

El Siglo de Oro valenciano comprende el período histórico que abarca el último tercio del siglo XIV y la totalidad del XV, donde realmente floreció. Se produjo de forma simultánea al italiano, siendo estos, -con Petrarca, Dante i Boccaccio-, claros referentes para March, Martorell y Corella.

El foco de esta creatividad literaria tendría lugar en el Ducado Real de Alfons el Vell. Éste, como procuradors i dispensers, es decir, administradores, tendría a dos familias cuyo abolengo se remontaría a los años 1360 y 1373. Se trata de los March y los Martorell respectivamente. Pere, padre de Ausiàs, ya cultivó la poesía, y sus hermanos, –Jaume y Arnau-, también. Las primeras nupcias de Ausiàs March serían con Isabel, hermana de Joanot Martorell. Si a esto le sumamos que el tercer vértice de este triduo literario, -Joan Roís de Corella-, fue familiar lejano de March, ya tenemos unida, no solo literariamente, a tres de los máximos exponentes del Siglo de Oro Valenciano en la corte ducal de Gandia.

Hablar de la importancia de March, Martorell y Corella en el entramado literario del momento, y su vinculación con el ducado de Gandia es hablar del florecimiento de una corte refinada que cultivaba las letras y las artes de igual modo. Ellos, en la historia de la literatura, representaron el paso de una escritura con reminiscencias medievalistas y trovadorescas hacia un primer Renacimiento. Hablando en comparativas, fueron los Petrarcas italianos, los Garcilasos de la Vega castellanos o los Goethes alemanes, en un contexto, no lo olvidemos, donde la sociedad se estaba castellanizando paulatinamente, de ahí las comparaciones para conocer su trascendencia.

Un siglo después, en el XVI, Cervantes salvaría de la biblioteca del Quijote el Tirant lo Blanch por su innegable valor literario. A principios del XX, Amadeu Pagès dignificaría la figura de March como cánon de relevancia poética del XV, y vería la luz una edición valenciana de su poesía en París. Y, finalmente,  se le otorgaría a la cultísima creación de Corella, el ser uno de los máximos exponentes de la Valenciana Prosa.

El Ducado de Gandia está innegablemente unido al Siglo de Oro de las Letras Valencianas. Cada 20 de noviembre, para conmemorar aquel día de 1499, cuando salió la primera edición impresa del Tirant lo Blanch por la imprenta de Nicolás Spindeler, Gandia celebra su Semana Literaria donde el Palacio Ducal acoge la “Nit de Contes al Palau”.

Es el cordón umbilical que no puede ser cortado porque está innegablemente unido a su historia. No vanamente, de los 280 ejemplares que tenía la biblioteca del duque Juan de Borja y Enríquez, uno era la edición en castellano de Baltasar de Romaní de la poesía de March. Parece ser que, el duque, coincidía en gustos con su tía bisabuela; Tecla Borja.